El otro día me volvió a ocurrir, iba en el coche y de pronto me di cuenta que había llegado a mi destino sin darme cuenta. No recordaba nada del recorrido, de haber conducido, sólo que cogí el coche y de pronto ya había llegado. He preguntado por ahí y resulta que le pasa a todo quisqui, menos mal. Pero me ha dado mal rollo y de carambola me ha recordado una cosa que leí del Punset. El colega decía que cuando eres niño todo lo que vives es nuevo, estas siempre atento a todo para no dejar de aprender y absorber y el tiempo se te estira. Para un crío, un año es una eternidad porque pueden pasar infinidad de cosas nuevas. Pero cuando uno está apalancado en su curro y su vida, ya pocas cosas son nuevas y el tiempo pasa rapidísimo sin que nos demos cuenta. Antes no lo entendía del todo, pero con la coña esta de la tele transportación camino del curro creo haberlo entendido.
Tampoco pasa nada porque tu sesera no recuerde el triste camino al curro de todo los días porque ha encendido el piloto automático, habrá sido un momento Matrix, o había estroncio en el café, o pillé un agujero de gusano, vete tu a saber. Pero no, ese trayecto había existido, lo que pasa es que mi cabeza no quiere saber nada de lo repetitivo, si no es algo nuevo lo borra de la memoria y es como si no lo hubieras vivido.
Si el cerebro deshecha lo que no merece la pena, ¿Qué le pasa al que vive acomodado en su rutina?, es como si estuviera saltando cual Chino Cudeiro de Zamburguesa en Zamburguesa (o de recuerdo en recuerdo) con miedo de que se hunda al pisar, sus vivencias quedaran salpicando el charco de su vida y el pobre sólo tendrá en la memoria los pocos momentos vividos fuera de la rutina, del resto no quedará nada en su mollera. O lo que es lo mismo la mayoría de su vida (su tiempo) ha estado en piloto automático que acelera su encuentro con la Parca, como si ya estuviera muerto, como si fuera un Zombi. Mira que me acojonaban en su día los zombis, pero ahora sé que hay cosas que me dan más acojonje.
