viernes, 31 de octubre de 2008
sábado, 25 de octubre de 2008
Amigo usurero
Hace ya unos años cuando llegaba a casa vi sentado al portal un banquero con un aspecto opulento. Su frac reluciente, sus zapatos brillantes y ese sombrero de copa tan impecable hicieron que me cayera simpático al instante. Mientras abría la puerta me di cuenta que sus ojos me miraban con ganas de hacer amigos. No pude evitarlo y le invité a compartir el calor de mi hogar.
Cuando quise darme cuenta mi nuevo amigo rebuscaba algo en los cajones mientras se bebía mi cerveza que él mismo había encontrado. Le preparé un tortilla francesa con un poco de queso blanco, era tarde y pronto tendría que dormir así que no quería que le sintiera mal la cena.
Al regresar al salón ya se había bebido toda la birra que tenía y estaba mamando de la botella de ron mientras orinaba en el sofá. Después de comentarle que no era de mi agrado lo que hacía me tiró la bandeja con su cena al suelo y fue al dormitorio a encerrarse. Yo, para no molestarle mientras violaba a mi santa esposa, me quedé en el sofá para dormir un poco antes de levantarme temprano para trabajar. La verdad que con el olor a orina no pude pegar ojo, pero al día siguiente fui al curro bien contento por haber ayudado al prójimo.
Por lo visto ahora dicen que hay una crisis y la banca lo esta pasando regular. Eso me preocupa, no es justo que estos acaudalados empresarios lo estén pasando mal. Cada noche que llego del trabajo me fijo si veo sentado al escalón de mi portal algún banquero desamparado para echarle una mano. Todavía no he tenido suerte, pero seguro que pronto algún nuevo amigo usurero pegará a mi puerta para buscar un poco de amor.
Cuando quise darme cuenta mi nuevo amigo rebuscaba algo en los cajones mientras se bebía mi cerveza que él mismo había encontrado. Le preparé un tortilla francesa con un poco de queso blanco, era tarde y pronto tendría que dormir así que no quería que le sintiera mal la cena.
Al regresar al salón ya se había bebido toda la birra que tenía y estaba mamando de la botella de ron mientras orinaba en el sofá. Después de comentarle que no era de mi agrado lo que hacía me tiró la bandeja con su cena al suelo y fue al dormitorio a encerrarse. Yo, para no molestarle mientras violaba a mi santa esposa, me quedé en el sofá para dormir un poco antes de levantarme temprano para trabajar. La verdad que con el olor a orina no pude pegar ojo, pero al día siguiente fui al curro bien contento por haber ayudado al prójimo.
Por lo visto ahora dicen que hay una crisis y la banca lo esta pasando regular. Eso me preocupa, no es justo que estos acaudalados empresarios lo estén pasando mal. Cada noche que llego del trabajo me fijo si veo sentado al escalón de mi portal algún banquero desamparado para echarle una mano. Todavía no he tenido suerte, pero seguro que pronto algún nuevo amigo usurero pegará a mi puerta para buscar un poco de amor.
martes, 14 de octubre de 2008
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