jueves, 31 de enero de 2008

El viagra de las Gachises II: La Guerra de los Sexos

Igual estoy siendo muy pesao con el tema, pero me toca la sisa. Hace poco comenté que en Yanquilandia se vendía un viagra para las mozas, pues bien, ya ha aterrizado en nuestras flamantes farmacias éste mágico producto que ya le hubiera gustado inventar el Dr. Jekyll & Mr. Hyde, y levantar fácilmente la libido de sus víctimas. Pero en vez de venir en pastilla como el de los machos flácidos, o en crema como a las mozas de los EEUU nos llega en lindos parches. ¿Será para confundir?, si una joven de moral convencida leyese mal el prospecto, creería que como los de tabaco, es para quitarse, pero de follar, toma castaña.
Ya puedo suponer cual será la forma de presentarse para ligar de los lindos criollos en las discoteques, él, además de darle dos besitos le dará una palmadita en la espalda. Pero no para que ella se sienta apoyada, más bien para que ella quiera sentirse a-poyada. Ya que el pillin habrá pegado en la chepa de la dama un parche de estos, o dos, o tres… dependiendo de lo agreste que vea el terreno el zagal aventurero. Al poco, la estafada pensará “¿Que se habrá hecho el tonto del culo este, que nunca me llamó la atención y ahora le encuentro yo un noseque-que-queseyó que empieza a comprometer mi exigente criterio?”
Esto también afectará a las parejas que yacen juntos. Cuando él, travieso, busque juguetón las carnes a la cansada esposa y ella con resignación engañosa le diga que tiene jaqueca, el marido ágil y empalmado saltará de la cama al botiquín mientras le dirá “No te preocupes cariño, te voy a forrar de unos parches milagrosos que te quitan el dolor de cabeza en un plis plas”. Y a los pocos minutos fiesta en palacio con fuegos artificiales y el horno a punto.
Y por fin mandaremos a tomar por culo la evolución… ya no procreará el más fuerte, ni el más guapo, sino el que más gaste en parches o el que tenga un familiar en una farmacia que le pueda conseguir material a bajo coste… en tres o cuatro generaciones, la raza humana se convertirá en farmacéuticos, y nuestro sistema digestivo se habrá adaptado para poder alimentarnos de paracetamol, pomadas y jarabes, todo un logro.
Parece mentira como una mínima cantidad de testosterona puede cambiar tanto a una mujer. Pero quizás ellas podrán empezar a comprender lo “viejo verde” que son los hombres, sí señoras, si con éste pequeño apósito os ponéis así, imaginaros si llevarais dos bolsas entre las piernas a reventar de testosterona.
No quiero decir que muchos mozos la mar de borricos ya tengan la excusa perfecta, pero cuando vuestra media naranja se os acerque con la lengua fuera como aquel perro que quiere que lo saquen a la calle. No lo miréis con lástima o incomprensión, si queréis saber por lo que está pasando, usad una de estas cataplasmas y pensad que sólo son las reglas que la naturaleza ha creado y que por ellas estamos aquí. Y así, quien sabe, igual vendrá el armisticio en la guerra de los sexos. (O sólo será un parche, porque por lo visto, si se abusa, a ellas les saldría bigote... Uff!).

lunes, 28 de enero de 2008

Animal Batera

Mu gueno el Animal que manda Josapo

miércoles, 23 de enero de 2008

Por mis huevos

La primera vez que vi la pegatina del toro de Osborne pegado en un coche me mosquee mucho, y eso que sólo era el principio, todavía quedaba por llegar el tunning y sus maravillosos complementos cromados. Otros querían ser más original y le ponían la pegata de un borrego, piolín, etc. Pero lo del toro (¿logo nacional?), quien se iba a sentir identificado por un animal huevón y cornudo (más noble y racional que muchos). Pues sí, se ve que algunos se sienten así, muy huevones y muy cornudos… o simplemente es que lo tengo que poner “porque se lleva”.
Y los nombres de los que van en el coche en la parte trasera, “Nico” y “Jessi”. Ostia, y cuando me ponen en la puerta pegatinas de las marcas de los aparatejos tunantes que lleva el carro, para que todo el mundo sepa que se ha gastado un pastón en chorradas, en un coche que tiene todo los boletos para darse el piñazo padre. No hay que ser vidente, generalmente va asociado el numero de chorradas en un coche con una conducción agresiva o subnormal.
Pero bueno, eso pertenece al pasado, ya no me cabreo cuando veo al torito guevon. Como siempre los yanquis nos superan en temas horteras. Allí le han dado por algo más guay, ahora venden unos “huevos de toro”, si, directamente el concepto, basta de insinuaciones con toros con grandes bolsas escrotales. Directamente un par de cojones de toro colgados en la parte trasera de tu lindo cochecito. Tiempo al tiempo, poco va a tardar en llegar a nuestra piel de toro… pero repito, estoy sereno, tranquilo, no me altero… ahora sonrío.
¿Pero por qué?, leed esto. Por lo visto, en Yanquilandia esto de colgar los genitales toriles en los coches ha creado polémica, y ya se han apuntado políticos oportunistas para prohibirlo. Un legislador de Virgina (Lionel Spruill), conocido por intentar también prohibir la moda de llevar los pantalones medio bajados (tipo baggy), dice que la gente tiene también derecho a no tener que ver algo tan vulgar. Y sobretodo, se pregunta el bueno de Lionel que “¿hasta donde van a llegar el tamaño de las pelotas?”, ummm, ahí veo yo un poco problema de complejo.
Gustará o no, parecerá de lelo o no, evidentemente, pero mientras algún cenutrio conservador (yanqui, nazional o global) se escandalice porque lo que hagamos sea vulgar, obsceno o fuera de lugar, tendremos que alegrarnos de ver al toro de osborne, a las pelotas colgando de la camioneta del vecino o a un mozalbete con los pantalones medio bajados.
Y para el que no se acostumbre, que pida cita a un taliban integrista, y viva con él, seguro que con esa mira estrecha de mollera son felices para siempre.

martes, 22 de enero de 2008

miércoles, 9 de enero de 2008

El viagra de las gachises

Las plegarias han sido escuchadas, el viagra de las mozas ya se ha inventado. Por fin podremos comprar un estudio en Sodoma, dónde sus habitantes no ven tan raro vivir “con” una tienda de campaña (y no “en”).

Y es que las empresas farmacéuticas ya se están dando cuenta del chollo que es mezclar drogas y sexo, cosa que ya sabíamos la mayoría, o es que usted nunca ha probado…, bueno da igual. El caso es que BioSante ha creado el LibiGel , una cremita que se aplica en el brazo de las féminas y hace subir la libido durante 24 horas. No se han comido el tarro, este gel contiene testosterona, hormona que en las mujeres activa el deseo sexual. Pero no es una hormona que se hayan inventado señoras, si, ya sé que lo sabéis, pero algunas parece que lo han olvidado.

Quien sabe, a lo peor queda por ahí alguna despistada que piense que ella controla completamente su vida, que ya no actuamos como animales en celo o algo así. Que no estamos controlados por hormonas que vienen y van, que te dicen cuando toca sexo o cuando toca ovular o cuando toca ser madre… claro que no.

Pero es bueno recordar que aunque la corteza cerebral es fruto de la evolución, y la que razona y hace de filtro a nuestros instintos animales, cuando el instinto sexual aparece en cualquier mamífero, le da al “off” de la parte racional, y la raiz de la sesera (herencia de nuestros bisabuelos los reptiles) toma el control a partir de ese momento. Aunque a partir de hoy, parte de ese descontrol lo domien ellas con este gel "mágico".

Hermosos humanos con piernas y genitales bien afeitaditos, sin pelos en las orejas, recién duchaditos y seguramente algo borrachos, se dan el lote y lo ponen todo perdidito de flujos corporales, y no por lo que lo diga la MTV, los cuarenta o el típico anuncio de ropa interior de la tele, sino porque dentro de nuestra cabeza hay un reptil que aún nos domina y nos dice con hormonas cuando retozar como animales… VIVA “V”, ¡te queremos Diana¡.


jueves, 3 de enero de 2008