lunes, 29 de diciembre de 2008

El Nuevo Quinquismo

Pero que poca vergüenza hay por ahí, que poco respeto por las tradiciones, las modas se lo cargan todo. Vale que sigamos con la sana costumbre de aparcar en doble fila abandonando el buga, incluso como mandan los cánones tapando un hueco libre o haciendo una triple fila la mar de por culera. Gracias a dios eso no se ha perdido, ni el quitar el silenciador de la moto para que pete tó perita. Me sigo alegrando de la norma (ya arraigada en la peña) de llevar un buen equipo de sonido en el carro para fardar tronando con los ritmos más pegadizos. Que sepan en el barrio quien es el más chulo, mire usted.
Ahora resulta que van por ahí unos que se creen más quinqui y hortera que uno y han abandonado el hábito de llevar el loro al hombro a toda pastilla directo al tímpano. Vale que las tecnologías van a toda pastilla y ya no se vendan loros de doble pletina con dos conos bestiales y ahora estén de moda los emeptres estos diminutos con cascos. Pero es que ya no hay respeto con la vieja usanza. El otro día me crucé con un menda del barrio que parecía hacerse respetar con sus pintas de “que miras gilipoyas que te reviento la cabeza”, lo que se dice un lider vecinal y tal. Pues bien, cual es mi sorpresa callejera cuando una música estridente y perturbadora se iba acercando a mí al cruzarme con semejante criatura. ¿De dónde viene ese ensordecedor ritmo de Camela?, ¿dónde lleva el loro este pandillero rebelde?... joder, casi no me doy cuenta que ese ritmo pegadizo salía de su móvil multimedia de última generación. No había loro gigante al hombro, que joven más audaz, que rompedor, así tendrá todas las pibas del suburbio que quiera.
Que le vamos a hacer, habrá que hacer de tripas esternón. Ya estoy aparcando el doble de coches de lo normal para ahorrar unas pelillas y comprarme un móvil mejor, con blutul, que he escuchado que así peta más el cacharro.




1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ipop kabrones, hombre no hay derecho.